Hace algunos años hubiese sido difícil imaginar que podría convertirme en lo que ahora soy. No sé exactamente como pasó o por qué ocurrió, pero el hecho es que en este momento me encuentro sentada aquí, en el interior de este salón de cases que durante dos años me ha traído grandes satisfacciones, en dónde en ocasiones vienen a mi mente las caritas sonrientes de aquellos jovencitos que atendí por primera vez…
Aún puedo recordar mi niñez, época sagrada, en la que construía sueños que quizás nunca se alcanzaron pero que se convirtieron en nuevas ilusiones y esperanzas que animaban a salir adelante. Durante esa época y durante los años posteriores hubiese dado cualquier cosa por estudiar contabilidad, ¡los números me apasionaban!; sin embargo mi realidad no me permitiría hacerlo, provengo de una familia de bajos recursos económicos en donde hay cosas que se deben priorizar y el costear los gastos de ésta carrera no era precisamente una de ellas.
Mi padre durante muchos años me decía que albergaba la ilusión de ver a su hija más pequeña convertirse en toda una “maestra”; a mí sin embargo no me emocionaba tanto la idea pero tarde o temprano, al ver mis planes truncados, terminé por aceptarla.
Transcurría el año 2003 y estaba a punto de culminar el bachillerato, todos queríamos imaginar cómo sería nuestro futuro o que nos depararía el destino, pero en ese momento nadie lo sabía. Se me ocurrió sacar ficha en la Normal Rural “Carmen Serdán” de Tételes de Ávila Castillo Pue., pues era mi única posibilidad para seguir estudiando. Desafortunadamente en ese tiempo no fui seleccionada… ahora cuando lo recuerdo solamente puedo pensar que no era mi momento y que la vida misma me ofrecería nuevas oportunidades.
Después de ese hecho amargo, algunos compañeros me convencieron para integrarme al Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE), institución que ofrecía la posibilidad de obtener una beca para continuar estudiando, con la condición de prestar un servicio social atendiendo a niños (as) de comunidades rurales que carecían de maestro. Fue aquí donde encontré mi verdadera vocación.
De ésta manera durante el periodo 2003 – 2004 fui Instructora Comunitaria de la comunidad de Roberto Esperón Acateno, reto bastante difícil puesto que no contaba con experiencia alguna y los pocos conocimientos de la docencia, que en ese momento podía llegar a poseer, solo se sustentaban en alguna que otra capacitación que nos impartían jóvenes de nuestra misma edad. Aunado a ello trabajaba con pequeñitos de preescolar que no sabía ni cómo tratar.
Sin embargo poco a poco el panorama fue haciéndose más claro, me gustaba convivir con las personas de la comunidad pero lo que más me reconfortaba era recibir todos los días a esos angelitos que iluminaban cada lugar con su presencia… ¡empezaba a disfrutar mi profesión!
Conforme transcurría el tiempo decidí prestar mi servicio por un ciclo más, ahora ya como Capacitador Tutor, teniendo a mi cargo el trabajo de 11 Instructores Comunitarios. Lo difícil aquí era trasladarse de una comunidad a otra para tratar de apoyar a los jóvenes que ahí se encontraban… No fue nada fácil recorrer caminos intransitables, temiendo que algo malo pudiese ocurrirme pero al final tuve la gran satisfacción de haber podido hacerlo.
Después de 2 años de estar en el CONAFE y ahora sí segura de lo que quería, decidí probar nuevamente en la Normal de Tételes, ahora con expectativas claras todo sería más fácil. Permanecí ahí durante cuatro años, fue una época muy bonita ya que ésta escuela me dotó de herramientas para desenvolverme en diversos ámbitos. Egresé en el 2009 y presenté examen de oposición, para mi fortuna ese mismo año lo acredité y me enviaron a la comunidad dónde hasta el momento me encuentro: Buenavista Quimixtlàn Puebla.
Soy orgullosamente Docente de Telesecundaria, ahora puedo decir que le he encontrado el amor a mi trabajo, todo lo que hago me apasiona, trabajar con mis pequeños adolescentes me hace feliz y no cambiaría los momentos que he vivido aquí por nada del mundo. En ocasiones me da nostalgia el hecho de estar tan lejos de casa, el pensar que el cerro se desborde y obstaculice el camino que me permite llegar allá cada fin de semana, pero las experiencias pasadas me han ayudado a confrontar estas situaciones y sinceramente ahora que aun estoy joven y puedo dar lo mejor de mí, debo decir que me gustaría permanecer un tiempo más aquí, puesto que son los niños de este tipo de comunidades los que realmente necesitan de nosotros.
Ser docente no es tarea fácil pero con esmero, dedicación y esfuerzo se puede lograr hasta lo imposible.
Lic. Amalia Herrera Palacios
3 comentarios:
Le invitamos a que en la bitàcora de sus compañeros incorpore:
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Hola
Hola maestra muy bien por la elaboración de su blog, la invito a que continúe publicando sus actividades y algunas sugerencias para ser cada día mejores en nuestra labor educativa.
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